'Body Language', fusionó sonidos futuristas y dejó una huella en la música pop que aún se siente .

Pensar en la música de hace veinte años evoca una era distinta, marcada por la radio como principal fuente musical. En 2003, el declive del nu metal y la emergencia del pop influenciado por el R&B y el hip-hop, liderado por artistas como Beyoncé y Christina Aguilera, dominaban la escena.

Dentro del ámbito del pop, surgía el electroclash, un subgénero del synth pop con matices techno y punk, proveniente del underground europeo. Actos como Peaches y Fischerspooner lo popularizaban, luego adoptado por nombres como Goldfrapp y Ladytron. Con 'American Life' de Madonna, este género se consolidó en el mainstream, y la cantante australiana Kylie Minogue lo llevó a su noveno álbum, 'Body Language'.

Para muchos, el inolvidable "Can't Get You Out Of My Head" fue su introducción a esta artista. Aunque había lanzado siete álbumes previos, ninguno alcanzó la resonancia masiva de este hit. 'Body Language', sucediendo a 'Fever', se convirtió en una prueba de fuego para Kylie.

A pesar de no haber tenido otro éxito tan monumental como aquel, Kylie ha disfrutado de dos décadas adicionales de carrera. Actualmente, con una residencia de conciertos en Las Vegas y un renacimiento en esta década con álbumes como 'Disco' en 2020 y 'Tension' este año, luego de altibajos en la década pasada, su legado sigue en auge.