La cantante Adele ha estrenado "30" un álbum muy esperado por sus fans pues en el, la artista plasma la traumática separación.


La cantante Adele ha estrenado "30" un álbum muy esperado por sus fans pues en el, la artista plasma la traumática separación con su ex  marido Simon Konecki.

«Dejar de beber y hacer deporte me ayudó a reducir la ansiedad», contó en una entrevista con Oprah , en la que no escondió lo mal que lo había pasado. «Estaba avergonzada por divorciarme tan rápido, y me sentía culpable con mi hijo. Me había prometido a mí misma que, cuando tuviera hijos, mi pareja y yo estaríamos juntos. Y lo intenté durante mucho, mucho tiempo. Pero desmonté la vida de mi hijo por mi felicidad».

Toda esa presión fue la que le llevó a escribir las letras de '30', y luego también a arrepentirse de haberlo hecho. Pero afortunadamente, una pequeña recaída con el vino (su bebida favorita tal como canta en uno de los nuevos temas, 'I drink wine') entró en juego y garantizó que el álbum viera la luz. En febrero del año pasado, Adele asistió a la boda de una amiga e hizo eso que todos hemos hecho alguna vez: beber más de la cuenta al abrirse la veda de la barra libre. En un momento de subidón cogió un micrófono y exclamó: «¡Pueden esperar mi nuevo disco para septiembre!». Instantes después, claro está, había vídeos virales circulando por la Red y ya no hubo vuelta atrás. Aunque el álbum tardó un año más de la cuenta en salir por culpa de la pandemia.

«He aprendido muchas verdades abrasadoras sobre mí misma en el camino», dice ahora la cantante, cuyo corazón ahora vuelve a latir fuerte por un agente deportivo llamado Rich Paul. «Siento que finalmente he encontrado de nuevo el sentido a todo. Incluso diría que nunca me he sentido con más paz en mi vida. Así que finalmente estoy lista para lanzar este álbum».


Son muchas las emociones detrás de "30", la culpabilidad,el reproche ("Tú nunca tuviste una mujer como yo", dice:  ("Woman Like Me"), pasa por la duda en  ("Hold on") y la constatación de que debe "dejar de intentar ser otra persona" ("I Drink Wine"), hasta un final más optimista en el que, con las heridas curadas, asume que "El amor es un juego para los tontos y yo estoy haciendo el tonto" ("Love Is A Game").