A pesar de que han pasado 13 años desde su fallecimiento, la voz y el estilo únicos de Amy Winehouse siguen resonando hasta hoy.

Han pasado 13 años desde que la voz de Amy Winehouse se apagara para siempre. Desafortunadamente, su carrera musical fue corta pero memorable, con una voz que ha quedado en la historia como una de las grandes del jazz, soul y rhythm and blues, a la altura de divas como Aretha Franklin, Donna Summer o Etta James. El pasado mes de mayo se estrenó su biopic dirigido por Sam Taylor-Johnson, demostrando que su voz e historia siguen muy presentes

La cantante poseía un estilismo icónico con su cabello negro adornado con un moño desaliñado, tatuajes, maquillaje de ojos de gata y vestidos ajustados. Una imagen que la hizo protagonizar numerosas portadas de los medios de comunicación, y no solo precisamente por su música.

Amy Winehouse y Sus Inicios Rebeldes

La ciudad londinense de Camden Town fue la primera testigo de verla nacer como estrella. Sobrina de músicos de jazz profesionales, la música siempre estuvo presente en su vida. A los 12 años ingresó en la escuela de teatro de Sylvia Young; sin embargo, fue expulsada cuatro años después por hacerse un piercing en la nariz. Un acto que ya marcó desde el principio esa rebeldía que se convirtió en su sello personal.

Fue precisamente un compañero de escuela quien se fijó en ella como cantante y le ofreció un contrato con el sello discográfico 'Artist and Repertoire' (A&R) como cantante de jazz. Esa oportunidad, con el paso de los años, se traduciría en un contrato con la discográfica Universal Island Records. En 2003, con 19 años, lanzó su primer álbum, ‘Frank’. Con él, preparó a la esfera londinense para el éxito que se esperaba, consiguiendo nominaciones a los premios más importantes de la música británica como los Brit Awards y los Mercury Music Prize.

Una Vida Llena de Altibajos

Este fue el comienzo de una serie de catastróficas desdichas en las que se le otorgó el título de fiestera y problemática. Fue en este proceso cuando conoció a Blake Fielder-Civil, desencadenando una polémica relación y posterior matrimonio, con alcohol, drogas y problemas con la prensa de por medio. Ante todo ello, la discográfica le sugirió internarse en una clínica de rehabilitación, a lo que la cantante se negó, rompiendo todo tipo de contrato con la misma.

A modo de venganza, lanzó su segundo disco en 2006, ‘Back to Black’, con el que vendió 20 millones de copias alrededor del mundo en solo un año, convirtiéndose en el proyecto con mayor éxito comercial de la cantante. Dentro del mismo, se encuentra uno de los sencillos más conocidos, ‘Rehab’, con ese mítico “no, no, no”. Una canción que surgió como respuesta ante la propuesta de la discográfica. Gracias a este álbum, obtuvo cinco gramófonos de oro en las principales categorías, en una gala de los Grammys a la que no pudo acudir por su reputación, que le hizo que le negaran el visado.