Miles de fanáticos salieron a las calles de Birmingham, Inglaterra, para acompañar el recorrido final del ataúd de Ozzy Osbourne, el eterno Príncipe de las Tinieblas.

La procesión fúnebre, cargada de emociones, hizo una parada simbólica en el icónico "Puente Black Sabbath", donde la familia del artista se detuvo a rendirle un homenaje muy especial.

Sharon Osbourne, junto a sus hijos Kelly y Jack, bajaron del vehículo para dejar flores en medio de un mar de mensajes, cartas, velas y globos dedicados al legendario cantante. Acompañados por la banda local "Bostin Brass", que interpretó versiones instrumentales de clásicos como “Iron Man” y “Crazy Train”, el momento se convirtió en un tributo masivo lleno de respeto y gratitud.

Visiblemente conmovida, Sharon respondió a los vítores del público levantando la clásica señal de paz que Ozzy solía hacer. La procesión continuó entre aplausos, mientras las flores moradas que formaban su nombre decoraban el ataúd. Más tarde, su familia celebraría una ceremonia privada para despedirlo en la intimidad.